Se paciente mi amigo emprendedor

El emprendimiento por su naturaleza es dinámico, agresivo y se mueve a la velocidad de la luz. Para poder sobrevivir como emprendedor se requiere de agilidad, tenacidad y la mayoría de la veces, saber pegar de primero.

Esta realidad instala la creencia en muchos emprendedores de que actuar de inmediato será recompensando y que la velocidad es lo más importante para poder ganar.

No me voy a sentar aquí a decirles que la velocidad no es uno de los mejores aliados del emprendedor. Eso no es cierto. Pero sí les voy decir que existe algo que es aún más importante que la velocidad al alcance del emprendedor.

Este noble sirviente que tiene el emprendedor a su disposición se llama paciencia. Es posible con lo que acabo de decir pierda a más de la mitad de ustedes pero esto no importa. Aquellos de ustedes que sigan conmigo hasta el final entenderán.

Paciencia se define como: “Calma o tranquilidad para esperar.”

Por rápido que se este moviendo una empresa o un mercado, el emprendedor siempre tendrá que esperar por algo. Puede tener que esperar a tener la información que necesita para tomar una decisión o puede tener que esperar por la materia prima para producir el siguiente lote de productos. En realidad no importa.

Esta es la naturaleza del mundo en que vivimos. Nada es realmente instantáneo y todos siempre estamos esperando por algo. Y si siempre tendremos que esperar por algo les pregunto, ¿qué será mejor? ¿esperar con calma y tranquilidad o esperar con ansiedad y precipitación?

Cada uno de estos posibles caminos llevará al emprendedor a lugares y resultados muy distintos. El camino de la calma y la tranquilidad es bastante más creativo y pintoresco que el desenfrenado precipicio de la ansiedad. La calidad de las decisiones e ideas que genera la tranquilidad son superiores.

Así que en medio del torbellino del emprendimiento y la necesidad real de ser veloces en el mercado para poder competir, es importante que los emprendedores recuerden mantener la calma y no actuar de manera impulsiva.

Hay algo que siempre va a ser más importante que la velocidad pura: la capacidad de mantener la calma para juntar la información precisa, entender bien la situación y así tomar las mejores decisiones dentro del tiempo que se tiene disponible.

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