Todos nos hemos sentido “obligados” a hacer algo. Al mismo tiempo, todos nos hemos sentido “comprometidos” a hacer algo. Incluso pudiésemos estar hablando de la misma cosa. Por ejemplo, un día me puedo sentir “obligado” de ir al trabajo y otro día me puedo sentir “comprometido” con ir al trabajo.
He estado pensando mucho en cuál es la diferencia entre compromiso y obligación y que enfoque nos puede ayudar generar mejores resultados en nuestras vidas.
La voluntad humana, alimentada por un compromiso real hacia un objetivo es lo que ha movido a la especie humana hacia sus más grandes logros a lo largo de la historia.
La obligación siempre es hacia afuera
Esta idea de que la obligación viene de afuera es un punto que pareciese ser obvio pero rara vez lo vemos así.
Si tomamos como cierta la idea de que la obligación siempre es hacia algo externo, entonces la preguntas obvia que nos debemos hacer respecto al sentido de obligación es:
Sí me estoy sintiendo obligado, ¿es esto algo que realmente yo quiero hacer por mi propia convicción?
Naturalmente esta pregunta desencadena una serie de reflexiones que son muy importantes de tener al momento de experimentar un sentido de obligación.
El primer paso siempre va a estar en poder estar consientes de que nos estamos sintiendo obligados a hacer algo. Si ni siquiera nos podemos dar cuenta de que nos estamos sintiendo obligados, no hay mucho acerca de lo que podamos reflexionar.
Así que una vez que estamos conscientes de esta sensación de obligación, podemos empezar a reflexionar sobre las siguientes preguntas:
- Esto que estoy por hacer, ¿está alineado con mis valores?
Este pregunta es extremadamente importante ya que el sentido de obligación nos puede llevar, en muchos casos, a hacer cosas que normalmente no haríamos en otras circunstancias. En algunos casos incluso podemos llegar a bailar con la ilegalidad con tal de satisfacer nuestro sentido de obligación.
- ¿Hacia quién o que me estoy sintiendo obligado?
Como ya lo mencionamos, la obligación siempre es hacia afuera. Es muy importante poder identificar hacia qué estamos generando el sentido de obligación. Esto usualmente es hacia una persona u organización que identificamos como teniendo autoridad sobre nosotros. Otras veces puede ser una regla impuesta con la que no estamos de acuerdo o simplemente seguimos por conformar con alguien más.
El Compromiso siempre es Interno
Personalmente yo experimento el compromiso como algo mucho más potente e inspirador que la obligación. Creo que esto se debe a que el compromiso nace de una convicción interna de que lo que se está haciendo está alineado con nuestras más profundas creencias de lo que consideramos que es bueno. Esto genera un sentido de propósito muy poderoso.
El compromiso también es algo más poderoso ya que necesariamente está acompañado de un sentido muy fuerte de autonomía. ¿A qué me refiero con esto? Simplemente a que al momento de comprometernos cada uno de nosotros toma la decisión íntimamente personal sostener algo que es importante para nosotros.
Para que un compromiso sea real, el motivador principal que nos lleva a querer hacer todo lo que haga falta para cumplir el cometido no puede ser miedo u obligación.
Este tipo de compromiso es inquebrantable y la fuerza más poderosa en este mundo. La voluntad humana, alimentada por un compromiso real hacia un objetivo es lo que ha movido a la especie humana hacia sus más grandes logros a lo largo de la historia.
Así que, ¿cuales son algunas preguntas clave que nos podemos hacer para evaluar si realmente estamos comprometidos con algo?
- ¿Pasa mi comodidad personal a segundo plano respecto a el compromiso?
- ¿Estoy dispuesto a hacer esto independientemente de que piensan otros de mí?
- ¿Puedo dormir tranquilo en las noches si esto que quiero lograr nunca sucede?
- ¿Me siento obligado hacia alguien o algo?