Todos tenemos ideas, proyectos y pensamientos que queremos compartir con los demás. La razón principal por la cual queremos compartir es para validar lo que estamos pensando.
Queremos tener retroalimentación sincera de parte de la otra persona para tener una mejor idea de que si lo que estamos pensando puede ser o no una buena idea.
El problema de esta estrategia es que nosotros mismos nos saboteamos. Por ejemplo, si tengo en mente una idea que quiero seguir, muchas veces buscaré subconscientemente una persona que se que validará mi idea. De la misma manera, si tengo una idea o proyecto que en el fondo no quiero ejecutar, me busco a alguien que se que no aprobará de la idea. Ven el patrón?
Sin embargo, existe un tercer tipo de persona que siempre está dispuesta a sentarse con nosotros y disectar la idea, ver que si puede funcionar, que no y que riesgos debemos mitigar para tener éxito. Este muy pequeño grupo de personas se sentará con nosotros a rayar el pizarrón, diagramar todas las posibilidades y con mucho entusiasmo entender lo que queremos hacer y darnos su retroalimentación honesta.
Es con este tercer grupo de personas que debemos compartir nuestras ideas. Si, es un grupo muy pequeño y difícil de encontrar. Pero vale la pena buscarlos y tenerlos cerca para cuando realmente queramos validar una idea que es importante para nosotros.