Ayer tuve la oportunidad de juntarme con un par de amigos que no había visto en mucho tiempo. Nos reunimos para ver de empezar a colaborar, crecer y hacer algo para mejorar nuestro país, Guatemala.
Durante la charla surgió el tema de los valores y que tan dispuestos estamos a defender aquellas cosas que valoramos. Un tema en particular que tocamos fue el valor de la vida ajena. En mi caso particular creo que la vida humana es un muy alto valor y no creo que se debe matar a otras personas. Sin embargo, al mismo tiempo se que si alguien le hiciera algo a alguien de mi familia, muy probablemente estaría dispuesto matarlo.
Y esto crea una línea de pensamiento muy interesante. La idea es que regimos nuestros valores a circunstancias externas y no por nuestras creencias internas. Por ejemplo, el respeto hacia la propiedad ajena es otro de mis valores y no pienso robarle nada a nadie. Pero si mi hijo está muriendo, necesita atención médica y no tengo dinero, se que robaría. El valor siempre se compromete a algún precio. Todos tenemos un precio.
Dadas estas reflexiones y reconociendo mis debilidades, se estoy muy comprometido con seguir subiendo el precio al que estoy dispuesto a vender mis valores. Espero algún día llegar a ser el tipo de hombre que sostiene sus valores al punto de defenderlos con su vida.