¿Donde comprar el terreno? ¿En plena ciudad o cerca de una playa? ¿En un barrio residencial o en un área cerca de la oficina? ¿De que material se va a construir? ¿Ladrillos, madera o block? Así sucesivamente hay un millón de decisiones mas que se pueden tomar. Al momento de empezar a construir se suele ver el arranque como un lienzo en blanco. Se puede hacer lo que se quiera con los recursos disponibles. Todo se vale.
Lo único que no está permitido es que una vez se termine la construcción es quejarse de que “vivo en un sector de la ciudad que no me gusta!” Esto no se permite por qué tu la pusiste ahí! “Mi casa es muy caliente” tampoco se permite. Por qué la hiciste de madera! Etc., etc., etc. Eres el único responsable de como construiste tu casa!
Lo mismo pasa cuando estás arrancando un negocio. Puedes escoger en que industria lo vas a empezar, que modelo de negocio vas a utilizar, si vas a costearlo tu o vas a levantar capital con inversionistas. ¿Vas a hacer un negocio virtual en internet o te vas “brick and mortar”?. ¿Vas a usar un modelo de negocio con el cash flow a favor (cobras antes de gastar) o algo a la inversa? ¿Vas a ser intermediario o vas a ser productor? Al igual que el arquitecto empezando una casa, tienes un sinfín de opciones.
¿Cuantas personas he escuchado que se quejan que su “industria ya no es la misma” y que ya no se puede sostener el negocio? Esto simplemente no está permitido. ¿Quien decidió poner el negocio en esa industria? ¿Por qué no pensar en como mover el negocio a otra industria o simplemente buscar un nuevo modelo que resalte dentro de la industria decadente?
Si estás empezando un negocio piensa como el arquitecto que está por empezar una nueva casa. Ahora es cuando puedes decidir que tipo de casa (negocio) quieres construir, donde y como lo vas a construir y sobre todo recuerda que después no te puedes quejar de lo que tienes pues fuiste tu quien lo quiso construir así.