Nos proponemos tantas cosas. Hay miles de iniciativas que nacen dentro de nuestras mentes. Pensamos en hacer muchas cosas. También decimos que vamos a hacer muchas cosas. Mi experiencia personal y mucho de lo que veo a mi alrededor me dice que en realidad hacemos muy poco de lo que pensamos o decimos. El hecho de que las acciones que decidimos ejecutar no sean congruentes con nuestros pensamientos o palabras puede ser un juego muy destructivo para nuestra percepción de nosotros mismos.
Este peligroso juego nos lleva a la destrucción de la confianza que tenemos en nosotros mismos. La creencia que empezamos a desarrollar va algo así: “Otra vez me mentí. Soy una persona que nunca hace lo que se propone. No puedo.” Poco a poco vamos llegando a la perdida de credibilidad en nosotros mismos.
Si nosotros mismos no confiamos en nosotros, es fácil deducir el desenlace. Poco a poco las personas que nos rodean perderán la credibilidad en nosotros. Las personas no pueden confiar en alguien que dice una cosa pero sus acciones gritan otra cosa.
Si suena el despertador, despiértate. Si dice que vas a hacer dieta, no te comas el pastel. Si ofreces entregar algo en el trabajo, entregalo. Cuida lo que dices a los demás y cuida lo que te dices a ti mismo. Importa. Haz un compromiso real para que todas tus acciones se alineen con lo que estás pensando. Alinea tu audio con tu vídeo.